Hace mil años que estoy aquí,
de Mariolina Venezia fue galardonada el pasado 23 de noviembre
con el Premi Llibreter de Narrativa en su octava
edición. El Premi Llibreter es concedido
anualmente por el Gremio de Libreros de Barcelona y Cataluña,
y tiene como objetivo elegir la obra de mayor calidad de las publicadas
a lo largo del año a juicio de los libreros catalanes,
favoreciendo su difusión mediante su promoción en
librerías. Este galardón ha sido anteriormente otorgado
a autores y obras tan importantes en la última década
como, Soldados de Salamina, de Javier Cercas o a J.M.
Coetzee, con La edad de Hierro.
Texto
pronunciado por el jurado durante la entrega del premio
Hace mil años que estoy aquí ya fue galardonada
en Italia, en septiembre de este mismo año, con el Premio
Campiello, premio que goza de gran prestigio tanto en
Italia como internacionalmente por la representación de
muchos de sus ganadores (Primo Levi, Gesualdo Bufalino o Antonio
Tabucchi,…) y por las garantías que comporta el procedimiento
de elección del ganador: un jurado compuesto por un comité
mixto de escritores, críticos y lectores.
La edición en castellano de Hace mil años que estoy
aquí, traducida por Elena Martínez
acaba de ser galardona con el Premio de Traducción
del Ministerio Italiano de Asuntos Exteriores.
La novela, que se está convirtiendo en un verdadero fenómeno
literario, ya contaba con un amplio reconocimiento por parte de
la crítica y de los lectores tanto dentro y como fuera
de Italia, ya que ha sido o está siendo traducida a veinte
idiomas y solo en Italia lleva vendidos 80.000 ejemplares. Por
otro lado, Warner Bros ha comprado los derechos para llevarla
al cine. En España, la crítica ha acogido la novela
con grandes elogios, apuntando su parentesco literario con Gabriel
García Márquez y saludándola como heredera
de la mejor tradición reciente de la novelística
italiana.
En la tradición de las grandes sagas, Hace
mil años que estoy aquí es una novela
coral, narrada con ritmo ágil y absorbente. La novela relata
la historia de la familia Falcone, natural del sur de Italia,
recorriendo los 139 años que van desde el momento de la
unificación de Italia hasta la caída del muro de
Berlín en 1989, en un fresco que refleja magistralmente
la transición desde la cultura campesina, llena de supersticiones,
hasta nuestros días. Sobre la trama, destaca casi siempre
y como sobrevolándolo todo el papel de la mujer, que, como
madre, como amante, como esposa –o como narradora–,
parece escribir la historia más allá de las circunstancias
cambiantes.
La
crítica española ha dicho